9 abr 2014

Entrevista a Jorge Ferraro

Hace un tiempo, cuando asistía a un taller de escritura, el profesor nos presentó a un escritor cordobés, Jorge Ferraro. La ocasión era que iba a salir su segundo libro y quería invitarnos a la presentación.

 
Por supuesto, allá fui.

Ahora, Jorge tiene tres libros en su haber y en cada uno novela la vida de un personaje real: Lucio Cornelio Sila, Paul Gauguin y Marilyn Monroe. El primero es un ladrillito de 900 páginas, algo digno de admirar.

Jorge Ferraro es un polifacético militar retirado que estudió Ingeniería de Sistemas y ahora se dedica profesionalmente, además de a escribir, a los negocios y la dirección de empresas. También es un fanático del ciclismo, actividad que practica constantemente.


CHB.: Hola Jorge, me gustaría que nos cuente por qué decidió empezar a escribir ¿fue una asignatura pendiente? ¿Una necesidad de expresarse y comunicar algo? ¿Qué lo motivó?

Comencé a escribir profesionalmente, por así decirlo, a los dieciocho años. Estudiaba en Buenos Aires. En aquellos tiempos las comunicaciones eran muy pobres. Así que la única manera de comunicarnos con nuestras novias era a través de la correspondencia epistolar. Compartíamos el claustro individuos provenientes de todas partes de la Argentina. Así las cosas, a la tercera semana se acabaron las ideas. Nadie sabía que más decir en la próxima carta. Se me ocurrió entonces pasar al pizarrón, todos los jueves, y escribir mi texto para que mis compañeros lo copiaran. Sólo cambiaban el destinatario y la firma, el resto era casi igual. Ese fue el comienzo. Luego vinieron los discursos para terceros, una columna en una revista política, artículos de viajes en periódicos y, por fin, la novela.

Mi principal motivación proviene del deseo de aprender. Para escribir debo estudiar a mis personajes, su entorno, la cultura. De eso me gusta saber. También aparece el ánimo de crear algo que, en la medida de lo posible, otorgue placer estético a otros. Es decir, construir belleza. Después, sin duda, la búsqueda del reconocimiento de otros. Legar a mis hijos y mis nietos un mensaje y un recuerdo es parte de esto. Un libro es nuestra voz lista siempre para sonar aun después de haber abandonado esta parte de tiempo y el espacio.

Y, por final, como decía Fontanarrosa: “Escribo en busca de cambios; cambiar el auto, cambiar la heladera, cambiar la casa...”

CHB.: Volviendo a su novela, cuando terminó el primer manuscrito ¿Cómo logró que publicaran la obra? ¿En qué países se vendió?

Acabé con mi primer manuscrito a finales de 2007. Estamos hablando de “El Quinto Infierno, la vida de Lucio Cornelio Sila”. A esa altura no tenía idea alguna acerca de cómo ir a la caza de un editor. Uno de mis correctores me presentó a Jorge Guajardo, un sagaz conocedor del medio literario argentino que reside en la ciudad de Córdoba. Jorge me invitó a su librería y, café de por medio, me interrogó acerca de mi obra. Como le agradaron mis repuestas y el argumento accedió a recibir una copia. La leyó y pocos días después se comunicó conmigo para decirme que tenía una editorial interesada: Longseller.
Y Longseller quiso editarlo para presentarlo en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires de 2008. Así pues, en los primeros días de ese mismo año firmé el contrato con mis editores y nos pusimos de cabeza a trabajar en la obra para llegar a tiempo a la feria. Fue vertiginoso. Faltaban sólo unos meses para la inauguración.

Hubo algo de suerte, creo. Se vendió en toda Latinoamérica y en España. También, a través de Internet, en países que no pertenecen al arco hispano parlante, como por ejemplo Israel, Alemania o Suecia. Pero estos últimos son, digamos, casos puntuales.

CHB.: ¿Por qué eligió la vida de Sila para su primera novela? ¿Qué le atrajo de esta persona que vivió hace tantos años?

Sila fue un gran seductor. Un personaje cuya particular ética resulta fascinante. El mejor de los amigos y el peor de los enemigos. Nació en un medio desfavorecido y llegó a aprisionar en su puño todo el poder de la Tierra; una autoridad que sería imposible emular incluso hoy.
Valiente, sanguinario y sagaz, se desempeñaba con la misma naturalidad tanto en los salones intelectuales como en los lupanares de la ciudad; un gran mujeriego. Cantaba, componía canciones, interpretaba instrumentos musicales y escribía obras de teatro. Hablaba el griego con fluidez. Fue un político genial y un militar formidable. En él, se decía, convivían un zorro y un león; y era mucho más peligroso el primero.
Eso me atrajo. Sobre todo, desentrañar cómo se fueron encadenando los hechos que desde la nada lo encaramaron en la cima del mundo.


CHB.: Para escribir tamaña obra debió haber investigado muchísimo ¿A qué elementos recurrió para esto? ¿Antes de escribir ya conocía datos sobre la Roma de esa época?

Recurrí a fuentes de todo tipo. Los clásicos en primera instancia. Inmediatamente después a los romanistas de nuestro tiempo; Grimal, Montanelli, etc. Internet es hoy una cantera inagotable; existen infinidad de páginas serias que proporcionan información iconográfica de valor inestimable. Por ahí también anduve buceando. Hoy es posible, por ejemplo, relatar una batalla instalado virtualmente en medio del terreno a donde se desarrolló. No es poco.

Hubo un viaje a Roma que fue anterior a la decisión de escribir El Quinto Infierno. Fue muy útil. Y con esto contesto que sí disponía de datos relacionados con la Roma antigua. Aunque no muchos.

CHB.: Al quinto infierno iban a parar, en la otra vida, las almas de los héroes cuyas acciones habían sido opacadas por su crueldad, por esto mismo usted decidió titular así su libro ¿Cree que define la vida y el fin de Sila?

Creo que define una porción importante de la personalidad de Sila puesta en acción en aquel contexto. No obstante, si se quiere ser harto sintético, debería tenerse en cuenta además su epitafio, y así podríamos hacernos una imagen bastante fiel de este dictador. “Nadie me hizo favores ni me infirió ofensas que yo no se las haya devuelto con creces”.




CHB.: Después de sorprender a todos con la biografía del dictador, tomó a Paul Gauguin ¿Por qué decidió novelar la vida de este pintor, siendo que es un personaje tan lejano de Sila?

Si bien son cronológicamente lejanos hay un fuerte hilo conductor que los une. Me refiero a aquello a lo que ya hice mención más arriba: ambos personajes arrancaron desde un entorno desfavorecido y llegaron a la cúspide del éxito en su actividad.

CHB.: Con la vida de este exponente de la pintura postimpresionista, también debió de haber investigado bastante ¿Terminó por conocer mucho sobre el arte en general? ¿Cuál es su pintura favorita del artista?

Sí, mi conocimiento acerca del arte en general y en particular de la pintura se amplió. Eso siempre es bueno.

No puedo seleccionar sólo una. Por lo tanto contestaré así: en mi dormitorio colgaría “El Cristo amarillo”; en el estar “El mercado” y “El espíritu de los muertos vigila” y en mi escritorio “El día de los dioses”. Y si entraran ladrones tal vez defendería con mi vida “El espíritu de los muertos vigila”.




CHB.: La portada del libro es preciosa, ¿fue un conocido suyo quien la pinto, verdad?

Sí la pintó un gran artista cordobés, César Tillard. Amigo de toda la vida. Lo hizo a pedido mío, con entera libertad de acción, para ilustrar la tapa del libro.
Para el de Sila fue otro plástico cordobés, Cristian Asensio.

CHB.: Después de haber “convivido” tanto tiempo con Gauguin, ¿A qué conclusión llegó sobre el pintor?

Gauguin fue un hombre convencido de que su obra trascendería y sería revolucionara. Murió sin mayor reconocimiento y sin embargo sabía que tarde o temprano ese reconocimiento llegaría.

Hay una pintura antes y después de Gauguin. Fue el primero en animarse a colocar en la tela aquello cuanto la gente imaginaba. “Cierro mis ojos para ver” decía. No es poco.


CHB.: “El derecho a desafiarlo todo” ¿Por qué este título para Paul Gauguin?

Así lo escribió textualmente él en una carta dirigida a un amigo. Consideraba que dado los sacrificios que había realizado en pos del arte se había ganado el derecho de darle tanto a su paleta, como a su vida personal, un carácter revolucionario. Y creo que era verdad. Por eso el título. El francés lo desafió todo.

CHB.: Para su tercera obra no sólo cambió de editorial, sino que eligió a un personaje femenino y un poco más actual que los otros dos, estoy hablando de la señorita Marilyn Monroe ¿Cómo llegó a esta decisión? ¿Qué le interesó de la actriz?

Vamos por partes. Marilyn se casó tres veces, así que prefiero llamarla señora... aunque esto es sólo una formalidad.
Y de nuevo volvemos a lo mismo, a aquello del hilo conductor. Tal como dijo Strasberg durante su funeral: “A lo largo de su vida creó el mito de lo que una muchachita nacida en un medio desfavorecido puede llegar a obtener.” Marilyn fue eso, al igual que Sila y Gauguin, alguien a quien el destino puso en un punto de partida de gran desventaja y sin embargo logró alcanzar la cumbre. Por eso me interesó. 


Tengo un contacto fluido con mis lectores. La tecnología hoy lo permite. Me habían pedido que escribiera acerca de una mujer. Estaba entre Frida, Marilyn y la Bolena. Al final me decidí por la norteamericana. Tal vez porque me encanta el cine.

CHB.: Ríos de tinta corren sobre Monroe, una de las figuras emblemáticas del siglo pasado ¿Fue difícil encontrar la manera de hacer su obra original y distinta a todas las otras?

No lo fue. Por un lado, la biografía novelada permite hacer jugar a los actores de una manera íntima y diferente. Eso siempre atrapa, pues fomenta la curiosidad del lector. Por el otro, la capacidad con que actualmente se cuenta para trabajar con imágenes. Esto es, acceder a una enorme colección de fotografías. Las imágenes me permitieron incluir en la obra una enorme cantidad de detalles hasta ahora desconocidos para el público en general.

CHB.: Marilyn tenía fama, belleza, talento, dinero ¿Por qué cree que tuvo un fin tan trágico?

No soportó el peso de la fama. Es un paradigma en cuanto a la manera como se forja un mito. Marilyn aparece en el momento justo en que la televisión, las revistas y el cine adquieren en conjunto una masividad formidable. Se trata de uno de los primeros ensayos de fama obtenida a través de los medios de comunicación.

CHB.: ¿Le parece que el hecho de haber muerto joven y en forma un tanto misteriosa sirvió para hacer más famosa su figura?

Sí, por su puesto. La manera como vivió, en que murió, sus relaciones y su juventud al momento en que la sorprendió la muerte colaboraron en todo esto. Aparte, también buscaba mantener al margen, lo más posible, su vida personal. Esto acrecentó el misterio que alimentó el mito.



CHB.: Leí en otra entrevista que para investigar tuvo un equipo de colaboradores ¿Cómo fue trabajar con otras personas?

Siempre es grato. El trabajo en equipo reduce los errores, aliviana la carga, hace más amena la tarea y enriquece el resultado final. No concibo encarar un libro sin un grupo que me secunde.
En un sentido más amplio, no existe libro sin un equipo. Siempre hay correctores, editores, diseñadores gráficos e impresores.

CHB.: Otra cosa que leí en el mismo texto es que entrevistó a personas del círculo de la actriz ¿Cómo llegó a ellos? ¿Puede decir de quienes se trata?

Accedí por casualidad. Uno de mis colaboradores conocía a un importante empresario argentino que había residido en Los Ángeles, un hombre de más de ochenta años. Y resulta que este individuo participaba asiduamente en las mismas reuniones de productores, periodistas y estrellas que narro en mi libro. La cosa es que en un par de estas fiestas se había cruzado con Marilyn y también con Sinatra. Como de tanto en tanto volvía a Argentina no dudé un instante. Apenas me enteré, en su siguiente visita a Córdoba estábamos almorzando juntos. Se llama Emilio. Y ahí lo dejamos.

CHB.: ¿Tiene algún ritual o manía a la hora de escribir?

Nada en particular. Puedo hacerlo en casi cualquier sitio y situación. Aunque el silencio, lógicamente, siempre ayuda.

CHB.: ¿Qué es lo que más le gusta leer? ¿Algún autor o libro que lo hayan marcado?

Me gustan las biografías noveladas. Irving Stone me resulta genial. Su obra maestra“ La agonía y el éxtasis” es poderosa. Ése es el autor y ése es el libro. Me gusta mucho Truman Capote y disfruto leyendo a Mario Puzo y a Osvaldo Soriano.


CHB.: ¿Qué tienen en común los personajes que elige para trabajar?

Como comenté más arriba. Comenzaron desde una situación de clara desventaja y sin embargo alcanzaron la cima.

CHB.: ¿Ya tiene pensado sobre quién va a escribir en sus próximas obras? A mi, personalmente, me gustaría leer su pluma hablando sobre Ana Bolena, que, por lo que sé, pensó en su momento hacerlo…

Sí. Estoy trabajando en nueva obra. No es sobre Ana Bolena. Pero lo que sí es seguro es que ella estará en uno de mis próximos trabajos. Es un personaje que me encanta.

CHB.: ¿Le gustaría probar con otro género de escritura?

Sí, un día de estos quiero animarme a la ficción. Lo más cerca que he estado son los cuentos infantiles.

CHB.: ¿Cree que su estilo va madurando?

Sí. Hay un aprendizaje permanente que se va dando durante la tarea de redacción y que se plasmado en el estilo. Sólo hay que vigilar que madure y no se pudra.

CHB.: Aparte de escribir ¿Qué otras actividades realiza? ¿Cómo encuentra el equilibrio para hacer todo?

Sigo haciendo algo de ingeniería de sistemas. Atiendo problemas o consultas de situaciones que me resulten atrapantes. Hay mucho de creación y de arte en esa profesión. Sin embargo la labor de escritor es la que más tiempo me lleva.
El deporte también ocupa una parte importante en mi vida; tomado como actividad recreativa. Conduciendo mi bicicleta se me ocurren buenas ideas para mis escritos. Hay algo mágico en esos paseos.




CHB.: ¿Qué consejos podría darle a todos aquellos que quieren empezar a escribir?

Que no le tengan miedo al ridículo. Liberados de sus temores se les aparecerá por delante un universo infinito de creación. No florece la imaginación en los campos del temor. Y que busquen la crítica, en de vez de rehuirle.

CHB.: Escribir es una actividad para pacientes y perseverantes ¿Cuánto tarda en escribir y terminar sus novelas?

La primera, “El Quinto Infierno”, me llevó cuatro años de estudio y dos de redacción. Las otras me tomaron más o menos dos años cada una. Mi ritmo, una vez aprendido el tema, son unas cuatro páginas diarias.
En realidad una novela, o cualquier otro libro, jamás se termina pues, aun editado e impreso, uno encuentra alguna cosa que podría cambiarse o modificarse. Siempre es así. Por eso un día hay que darle un corte y ya.

CHB.: ¿Cuál de sus libros le recomendaría leer a alguien que no conocía su obra?

Si es un gran lector le recomendaría “El Quinto Infierno”. Si se trata de alguien que lee de vez en cuando “El derecho a desafiarlo todo”. Y si es alguien que nunca leyó un libro o que es medio vago para leer “El alma por cincuenta centavos”.
En cualquier caso estoy seguro que finalizado uno la curiosidad lo llevaría a tomar otro.

Jorge, muchas gracias por su tiempo.

El agradecido soy yo. Fue una entrevista inteligente con preguntas originales. Me sentí muy cómodo.



Bueno, queridos lectores, ahora que conocen a este genial escritor ¿Qué esperan para ir corriendo y comprar alguna de sus novelas?




1 comentario:

  1. Es un honor estar presente en tu blog, Constanza.

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